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domingo, 21 de octubre de 2012

Capitán de tu barco

Le tengo respeto a los barcos. Y admiración a los capitanes. Manejar una máquina de aquellas requiere de conocimiento, precisión, liderazgo. Pero también se necesita fiereza, atrevimiento y osadía cuando las aguas están turbulentas, cuando la mar golpea una y otra vez, cuando no sabes bien cuál será el destino de esa nave ni cuándo terminará todo. ¿Estarán preparados esos marinos para soportar el vaivén, la tormenta y la incertidumbre?

¿Cuántas veces te has subido al barco de tu vida como pasajero y terminas como capitán en medio de una tormenta? Hoy en este mundo que vivimos, tan histérico, tan lleno de presiones, de objetivos sin sentido, donde los errores son exagerados hasta el límite, definitivamente hay que estar preparados. Preparados para actuar, para tomar el timón y enfrentar con inteligencia, dirigir a quienes haya que dirigir, para tomar decisiones rápidas y acertadas. Hay que tratar de ser un buen capitán en todo momento, pero aún más en medio de las aguas turbulentas. Un buen capitán piensa en los demás, los escucha, los acoge, los comprende. ¿Existen ese tipo de capitanes aún?, ¿dónde están?

Imagen de océano en blanco y negro
Hoy necesitamos capitanes humanos, capitanes sensibles, capitanes que no pierdan la perspectiva ante el vaivén propio de las dificultades. Qué gran desafío cuando nos subimos a nuestro propio barco. Mirar desde lo alto, ser tranquilidad, ser claridad. Ser ese capitán que tiene la fortaleza para continuar, sin perder la capacidad de asombro ante lo bello, sin perder la emoción ante la mar serena y la cordillera prístina, sin perderse en medio de tanta turbulencia.

Quiero ser capitana de mi barco, quiero tener la fuerza para tomar el timón y salir de la tormenta con aprendizajes, con lecciones importantes, con más sensibilidad y con algunos balazos entre medio. No importa. Es parte del proceso de manejar el barco. Salimos fortalecidos y estamos tranquilos. El barco vuelve a descansar. 

En este momento, Fito Páez: 

"Me gusta abrir los ojos y estar vivo.
Tener que vérmelas con la resaca,
entonces navegar se hace preciso,
en barcos que se estrellen en la nada.
Vivir atormentado de sentido, creo que esta, sí,
esta es la parte mas pesada".


("Al lado del camino" http://www.youtube.com/watch?v=gCJFF-kTA9Q)



miércoles, 18 de julio de 2012

Sin tema

Son las copas de árboles, de fondo el cielo azul, hermoso.
Un mes. Ha pasado un mes desde la última vez que escribí en este blog. Escribir libremente, sin rumbo, sin tener que cumplir nada, sin hacerlo para dejar a alguien contento. Escribir dejando todos los "sin" a un costado. Ahora me voy por la berma, aunque no se pueda, a veces es placentero romper todas las reglas, al menos a mí me hace falta, aunque pocos crean que lo hago. Sí queridos y queridas, rompo reglas. Y es justo allí donde creo estos espacios mágicos, que son solamente míos. Me doy cuenta que ha pasado un mes y he tenido pocos momentos sólo míos, de esos de silencio profundo, de sentarte en ese silloncito del balcón y contemplar este Santiago en invierno, escuchar la fuente de agua de la plaza, escuchar a las personas que sacan a sus perros por las noches, ver pasar a los deportistas corriendo en su propio mundo, dándote todo el tiempo para mirar cómo cambia el cielo al atardecer, sin iphones, sin tablets, sin nada. Sólo estás allí. Presente, relajada, serena. Conectando con ese otro mundo, más quieto, más tranquilo, más sencillo, más mío. Me pregunto si seré la única que necesita estos momentos para vivir.

Hoy no tengo tema, y eso hace que lo disfrute aún más. Qué rica sensación, sentir el placer puro de escribir, escribir porque quiero, porque me nace, porque lo necesito, porque me dan ganas, porque ahora tengo la oportunidad. Por gusto.


Respiro, observo, me doy cuenta. Me quedo en silencio frente a esta pantalla blanca, sintiendo, armando el puzzle de tantos días que han dejado rastros, experiencias, sueños, ideas, conversaciones, aprendizajes, muchas risas, encuentros, cansancios, algunas angustias, más experiencias. Son muchas situaciones vividas, desafíos, aspectos superados, otros que me superaron y me la ganaron, sentirse frágil, volver a tomar fuerzas, levantarse de nuevo, conectarse por dentro. Seguir.

Copas de árboles, de fondo el cielo azul, hermoso.

Hay que seguir caminando en la vida. Pase lo que pase hay que seguir. Es posible hacerlo, todos lo hemos logrado. Este fin de semana fui parte de un instante mágico que me recordó lo importante que es superar las dificultades que muchas veces nos creamos nosotros mismos, que nacen de la mente que todo lo quiere controlar, todo esto que sabemos que nos hace mal y que nos puede enfermar. Y ahí estaba. Escuchando atenta, conmovida, historias que son estremecedoras, que emocionan, que te ayudan a despertar, que te impulsan a crecer y mejorar. Nos reunimos para acompañar a un amigo muy querido, para decirle: "Acá estamos contigo". Sentir que alguien, que un otro necesita respaldo, apoyo, ayuda, cariño, ternura, una sonrisa. Es la cálida certeza de que no estás solo, que a pesar de todo, puedes confiar, puedes hacerlo, puedes seguir en la vida. Y puedes seguir bien. Que estamos todos, que estamos juntos, que nos queremos, que somos amigos pero de esos de verdad, profundos, emotivos, amigos del alma. Un grupo de personas ayudándose y queriéndose. Partimos con el salud de buena crianza. Conversamos de miles de temas, anécdotas, que cómo te ha ido, que cómo va la vida, que si supiste de, que si sigues con la danza y el gimnasio, que rico verte. Luego cada uno dijo lo que sentía. Escuchar a personas lindas que dicen lo que sienten. Vuelvo a recordar la magia de ese instante y vuelvo a tener esperanza en la vida y en las hermosas personas que me rodean. Los espacios y esas personas las encuentras o las buscas, no lo sé, no lo tengo claro. Pero están. Y escuchar la belleza de cada persona es algo único y entrañable. Es el mejor antídoto para curarse de las presiones del día, del estrés, del corre corre diario, de las penas, de las soledades. Nos emocionamos todos, hombres y mujeres. Todos se permitieron expresar, en su forma, en su tono, con sus palabras. Belleza pura, alimento para el alma. Alegría serena, abrazos y más abrazos. Qué bien nos hace. Qué bien me hizo esa velada.

Placer, escribir, escuchar Gracias a la vida, la Violeta qué mujer por Dios.  

Bueno, ahora escucho a Bob Marley y me acurruco en mi silloncito y sigo contemplando Santiago. Presente, acá estamos. Sin tema, pero con vida, sintiendo mucho la vida. Y escribiendo. 

Gracias por leer.