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miércoles, 19 de junio de 2013

Sentimiento


Bicicleta antigua

Estoy en silencio, y lo disfruto. Me quedo un momento en un estado muy tranquilo, casi sereno. Pasan varios minutos. Siento como el frío se instala en cada parte de mi cuerpo. Lo empiezo a sentir por dentro, llega hasta el alma, es ese frío interno que se queda. El silencio ahora también es frío, demasiado frío.

Pienso en ese él especial y una sensación de calidez me rodea por completo. La belleza de un recuerdo. Qué poderosa es la magia que puede existir entre un hombre y una mujer. El entendimiento pleno, la sintonía perfecta, la complicidad sin palabras, las conversaciones interminables, las confianzas mutuas, las torpezas, las distancias, el volver a verse, escucharse como si fuera la primera vez, el redescubrirse. Así de simple, así de fuerte. No hay todavía un enamoramiento, no hay compromisos, no hay promesas, no hay nada declarado, no hay en realidad nada más que ensoñaciones y ojalás. 



Pero para sentir no hace falta una declaración ni un título concreto, tampoco nadie que certifique o le dé un nombre a lo que sucede de a dos. Se siente y punto. Así comienza y cada vez es diferente. A veces es fácil y todo se manifiesta con rapidez, el "me gusta" es mutuo, ay que alivio,  felicidad extrema, mariposas en la guata, ya no tengo hambre, la pasión lo embarga todo, intensidad. Pero hay otros "él" y también otras "ellas" que son distintos. Que llevan un ritmo pausado, estructurado, que no ven bien, que no saben lo que son las señales, que no se la creen, que son miedosos. Que aún recuerdan el dolor y el daño, la pena honda del desamor, el sufrimiento, el piso que te lo quitan y no sabes de dónde afirmarte.  Son prisioneros, se limitan, no se atreven, viven en su guarida, solos, cómodos. Y aún a pesar de eso, sienten, con amor, con dulzura, con su propia realidad. Poco a poco esa semilla comienza a germinar, lentamente y sin apuros, a pesar de todos los argumentos que recomiendan que no se siga sintiendo, que no se fluya, que no se reconozca lo que hay. 


Rostro de hombre y mujer que se entrecruzan, se trata de amor

¿Cómo detener o cómo enmarcar el sentimiento cuando es real, cuando es de verdad, cuando irrumpe y no se puede limitar? Es que nos jugamos malas pasadas. Pareciera que todo en nosotros nos hace vivir en un mundo paralelo, alejados de lo que realmente queremos para nuestras vidas. Los culpables son los pensamientos y el miedo, la vergüenza y la falta de coraje, el pasado, sí ese pasado que aún atormenta por momentos, el temor a equivocarse de nuevo... 


Vuelvo a sentir el frío ambiente, el silencio envolvente. No sé vivir a medias, no sé vivir sin el amor, eso duele un poco. No sé vivir sin sentimiento y tampoco sé cómo disimular lo que se siente. Valentía, arrojo, atrevimiento, conquista, entrega. Para amar, sí, vale la pena.





Bonus track o final pop:
Recomiendo escuchar en cualquier momento de la lectura de este post la canción Luz de Piedra de Luna (Javiera Mena)