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martes, 28 de mayo de 2013

En pausa


Desde una ventana se ve la imagen lluviosa del díaEscucho el sonido del viento en la ciudad. Es de madrugada, no tengo sueño y veo que hay pocas luces encendidas en los otros departamentos. Están casi todos dormidos. Quizás esté solamente yo y el viento en pie, esperando el temporal, que se anuncia, que casi llega. La ciudad completa a oscuras. Y nuevamente lo escucho fuerte, golpeteando todo lo que encuentra a su paso, las hojas que yacen en el suelo y se elevan y caen y vuelven a volar, las campanillas  y los juegos de terraza, las bicicletas y las puertas. Me acerco a la ventana de la habitación para sentir ese viento. Me estremecen sus rugidos. Abro la ventana y entra todo con fuerza. Siento un poco de temor, casi infantil, y también un poco de ansiedad ante esta naturaleza que se entromete en las calles, en las plazas, en las casas, en el alma misma. Cierro. Respiro y me siento protegida de estar en casa. La cama, la almohada, la silla, el clóset, tan reales, tan sólidos, tan protectores. De nuevo regresa la tranquilidad, el silencio, la pausa, el sueño. 

Pienso en lo mucho que me gustaría contar las historias interiormente, escribir como se es por dentro, con todas las sombras, con todas las luces, con todas las intensidades, con todos los volúmenes. Sumergirme en el mundo de las palabras, de los pensamientos, plasmar emociones y sentimientos. Sólo eso. Ahora entiendo a los escritores, que inventan personajes, para explorar distintos universos interiores, para vivir cosas que ellos mismos no se atreven, para ser personas extraordinarias y también miserables. No sé bien qué hacer, no quiero tomar una decisión, quiero ser como ese viento, que hace lo que le da gana, que no le pide permiso a nadie y tampoco explica nada.

Estoy mirando las hojas volar, y de nuevo la lluvia que las bota, y ellas se dejan caer. Qué hermosa sensación de saber que esa mirada es única, que nunca regresará, que esa hoja y esa lluvia y ese viento ya no se repetirán. Serán siempre nuevos, siempre diferentes. La mirada y el viento, el momento y la hoja.